Generalmente los pacientes tienen 35 años ó más, pero en algunos casos con tendencia familiar a tener bolsas, los pacientes son más jóvenes.
La blefaroplastia mejorará su apariencia y la confianza en uno mismo, pero no conseguirá que nos parezcamos a otra persona o que nos traten de manera diferente.
Antes de decidir si se va a realizar una blefaroplastia piense qué quiere conseguir y discútalo con su especialista en cirugía estética.
Existen algunas condiciones médicas que pueden hacer que existan más riegos al realizarse una blefaroplastia, como son los problemas de tiroides, la falta de lágrimas suficientes, la presión arterial alta, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes.
El glaucoma y el desprendimiento de retina también pueden suponer un riesgo; en determinados casos, puede ser necesaria una revisión oftalmológica previa a la blefaroplastia.
Debe informar a su cirujano si toma alguna medicación, si fuma y si tiene alergia a algún medicamento. También debe decir si lleva gafas o lentillas y aportar, si es posible, su último examen oftalmológico.
Se discutirá la posibilidad de operar los cuatro párpados, los inferiores o los superiores y si es preciso asociar algún otro procedimiento.
Se le explicarán las técnicas y el tipo de anestesia que se emplearán, dónde se realizará la cirugía, los riesgos y el coste de la intervención.
Su especialista en cirugía estética le proporcionará instrucciones específicas acerca de cómo prepararse para la cirugía, incluyendo normas sobre toma de alimentos y líquidos, tabaco o toma o supresión de medicamentos y vitaminas y lavado de la cara.
Suele realizarse bajo anestesia local más sedación, o menos frecuentemente, bajo anestesia general, dependiendo de las preferencias de su cirujano.
Si se realiza con anestesia local más sedación, el paciente se siente relajado y los párpados están insensibles al dolor; con anestesia general el paciente está dormido durante la operación.
La intervención suele durar entre una y 3 horas, o más cuando se asocia a otras intervenciones. La mayoría de las veces las incisiones se colocan en las líneas naturales de los párpados superiores y justo debajo de las pestañas en los inferiores; en algunos casos pueden extenderse hacia las patas de gallo.
A través de estas incisiones se separa la piel de la grasa y músculo subyacentes, extirpando el exceso de grasa y, en ocasiones, el exceso de piel y músculo.
Las incisiones se cierran con suturas muy finas.
En otros casos, en pacientes jóvenes en los que sólo hay exceso de grasa, se puede realizar una blefaroplastia transconjuntival de los párpados inferiores; la incisión se coloca en el interior del párpado inferior no dejando cicatriz visible.
Puede tener molestias sobre los párpados; si las hubiese, se alivian fácilmente con la medicación prescrita por su cirujano (si presentase dolor severo o persistente debe comunicárselo a su cirujano).
Deberá mantener la cabeza elevada durante unos días después de la cirugía y aplicarse compresas frías, para disminuir la inflamación y los hematomas.
Se le enseñará como lavarse los ojos y se le indicará si debe aplicarse colirios oftálmicos para mantener los ojos hidratados.
Durante las primeras semanas puede notar lagrimeo excesivo, hipersensibilidad a la luz y cambios temporales en la agudeza visual, como visión borrosa o doble.
Durante las dos primeras semanas su especialista en cirugía estética seguirá con detalle su evolución.
Los puntos se retiran entre los 2 días y la semana. El edema y los hematomas disminuirán gradualmente hasta desaparecer por completo, y comenzará a verse y sentirse mucho mejor.
La mayoría de los pacientes que se someten a una blefaroplastia comienzan a leer o a ver la televisión en 2 ó 3 días. Sin embargo, no podrá ponerse lentillas, si las lleva, hasta las 2 semanas, y aún así podrá sentirse incómodo durante un tiempo.
Se suele volver al trabajo o una semana o 10 días; por entonces, podrá aplicarse maquillaje para disimular los hematomas.
Puede ser preciso llevar gafas de sol durante unas semanas y aplicarse filtro solar en los párpados. Debe mantener un reposo relativo durante 3 a 5 días y evitar actividades fuertes 3 semanas.
Sin embargo, siempre existen posibilidades de complicaciones, como la infección o las reacciones anestésicas.
Se pueden minimizar los riesgos siguiendo de manera cuidadosa las instrucciones de su especialista en cirugía estética, tanto antes como después de la cirugía.
Las complicaciones menores que pueden aparecer tras una blefaroplastia incluyen la visión doble o borrosa durante unos días, edema temporal de los párpados y asimetrías leves en la cicatrización.
Tras la cirugía puede aparecer dificultad para cerrar completamente los párpados durante el sueño; solo en raros casos esta complicación será permanente.
Otra complicación infrecuente es el ectropion, que puede precisar corrección quirúrgica.